28/11/2023
El día 2 de noviembre se celebró el <<DIA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA Y EL ACOSO ESCOLAR>>
Un día que, desde NUESTRA PROPIA EXPERIENCIA PROFESIONAL, nos lleva a una importante reflexión sobre las características y situaciones de acoso escolar particulares en los casos de niños, niñas y adolescentes que se encuentran dentro del Sistema de Protección.
Si analizamos los casos de acoso escolar que hemos identificado, tras casi 18 años de andadura, hemos vivenciado principalmente tres situaciones:
Sea cual sea la situación y el rol del/la niño/a hemos detectado que tod@s ell@s guardan una estrecha relación con el hecho de residir en un Hogar de Acogimiento Residencial; así, el/la niño/a víctima lo puede llegar a ser por el simple hecho de pertenecer a un colectivo vulnerable, al igual que ocurre con el niño/a agresor/a, que además, muy probablemente, habrá interiorizado la violencia como base de sus relaciones sociales y afectivas por parte de sus cuidadores principales.
A todo ello, se debe sumar el importante peso que tiene la mirada de la sociedad, de otras figuras adultas, del resto de familias, del resto de niños y niñas hacia aquell@s que se encuentran dentro del Sistema de Protección; una mirada que muchas veces lleva implícita la expectativa de que est@s niñ@s son “diferentes” y, por tanto, tienden a ser aislad@s. Esta mirada les lleva en ocasiones, de forma irremediable, a cumplir esa expectativa, mostrando actitudes y conductas de “lo que se espera de ellos/as” y llegando incluso a pasar de víctimas a agresores y agresoras…
Sin embargo, no podemos olvidar que, como adultos, y más si somos profesionales que trabajan con la Infancia, estamos obligados a velar por su integridad y seguridad; que todos ellos y ellas, en sus diversos roles son VÍCTIMAS y que necesitan ser vistos/as como tales; con una nueva mirada, objetiva, consciente y coherente.
Y es así como tratamos de verles desde la Asociación DIME, teniendo siempre presente el Enfoque de los Derechos del Niño y sus cuatro principios básicos, tal y como destacábamos el pasado 20 de noviembre, Día Mundial de la Infancia:
Sólo así, desde esa mirada incondicional, consciente y coherente podremos ayudar a estos niños, niñas y adolescentes a vivir una vida como lo que son, personas de pleno derecho; y esto significa saber acompañarles y ofrecerles una intervención adecuada, independientemente del lugar que ocupen en el mundo del acoso y violencia escolar.
POR UN MUNDO SIN VIOLENCIA Y QUE APRENDA A MIRARLES…
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